lunes, 22 de noviembre de 2010

EL DON DE UNA HADA

Erase una vez una viuda que tenía 2 hijas. La mayor se parecia a la madre en todo, tanto fisicamente como en la forma de ser, quien veia a la madre veia a la hija. Las 2 eran muy antipaticas y soberbias, a tal punto que nadie queria estar cerca de ellas, ni vivir junto a ellas.

La mas joven por el contrario, tenia una dulzura increible, y por la bondad del corazon era el retrato de su padre y era de una belleza incomparable que era dificil encontrar otra joven tan bella como. Naturalmente, como todos aman a sus semejantes, la madre tenia predilección por la mayor y sentia por la menor una adversion y repugnancia espantosa. Le hacia comer en la cocina, y todos los quehaceres de la casa le tocaban a ella. Aparte de todo, esta pobre niña debia dar 2 viajes a una fuente distante, de mas de 2 kilometros a buscar agua y traer un gran cantaro lleno.

Un dia mientras estaba en la fuente llenando su cántaro, se le acerca una pobre vieja, quién le rogó que le diera agua de beber. "Pero claro, abuelita, con mucho gusto." -respondió la niña-, "espere que le llene la jarra". Inmediatamente la limpio, la llenocon agua fresca y se la presentó, sosteniéndola en sus propias manos para que bebiera cómodamente y hasta saciarse. Cuando hubo bebido, la viejita le dijo: "Eres tan buena, y tan bella que por esto no puedo hacer menos que darte un regalo". Aquella era un hada que había tomado la forma de una vieja campesina para ver hasta donde llegaba la bondad de la jovencita. Y continuó."Te doy por regalo que por cada palabra que sale de tu boca brotará o una flor o una piedra preciosa".

La muchacha regresó a la casa con el cántaro lleno, algunos minutos más tarde; la madre estaba hecha una furia por el minúsculo retardo. "Mamá, ten paciencia, te pido perdón" dijo la hija toda humilde, y en tanto hablaba le salieron de la boca dos rosas, dos perlas y dos diamantes enormes. "Pero qué sucede aquí!!" dijo la madre estupefacta, "me equivoco o estás escupiendo perlas y diamantes!... Oh pero cómo, hija mía? ..."

Era la primera vez en toda su vida que la llamaba así y en tono afectuoso. La niña contó ingenuamente todo lo que le había sucedido en la fuente; y mientras hablaba , brotaban los rubíes, topacios de sus labios. "Oh, qué fortuna!", dice la madre, "necesito enviar también a esta otra niña.

Mira, Cecchina, mira lo que sale de la boca de tu hermana cuando habla. Te gustaría tener también a ti este don?... Es necesario que solamente vayas a la fuente de agua y si una viejita te pide agua, dásela con mucha amabilidad." "¡No faltaba más, ir a la fuente ahora!" reclamó la otra. "¡Te digo que vayas ahora mismo!" Gritó la mamá.

Salió corriendo la muchacha, llevando consigo la más bella jarra de plata que había en la casa. ... Apenas había llegado a la fuente, apareció a una gran señora, vestida magníficamente, que le pide un poco de agua. Era la misma hada que había aparecido a su hermana; pero había tomado el aspecto y vestuario de una princesa, para ver hasta dónde llegaba la malacrianza de esa joven. "¡Pero claro" dice la soberbia, "que he venido aquí para darle de beber a usted! ...¡Seguro!...Para darle de beber a usted y no a otra persona!...Un momento, si tiene sed, la fuente está ahí!" "Tienes muy poca educación, muchacha..." dijo el hada sin inmutarse "Ya que eres tan maleducada te doy por regalo , que por cada palabra pronunciada saldrán de tu boca una rana o una serpiente".